Así como en las novelas policiacas el detective siempre está buscando un motivo que permita saber el origen de un crimen, o percibir las intenciones del causante, así también los seres humanos tenemos motivos para trabajar, casarnos y reproducirnos. Como casi todos nuestros actos obedecen a un móvil, parece útil conocer algunas de las razones que los explican.
Las organizaciones están cada vez más empeñadas en grandes esfuerzos y diversas estrategias para intensificar la productividad de su gente. Para estimularla se suele examinar el tema de la motivación como una particularidad de la naturaleza humana — al lado de los valores, las creencias, las actitudes, las necesidades, las emociones y los sentimientos— y la cual es necesario conocer, analizar y acrecentar.
Este texto está pensado en especial para los desmotivados. Para todas aquellas personas que sienten apagada la llama de su entusiasmo y perdieron la energía en lo que hacen; y para aquellos que, al despertarse, sienten un peso muy grande en sus hombros antes de salir hacia el trabajo. En fin, para todos los que en un momento dado se sienten sin impulso para hacer lo que hacen.
Si la preocupación de los directivos es que la gente “se ponga la camiseta” y que “mantenga muy alto su sentido de pertenencia”, con estas frases ellos están mostrando su esperanza de encontrar caminos para mejorar la competitividad, reducir la rotación de personal y crecer en experiencia. Nuestro paso por cargos estratégicos de la administración y como consultores en el desarrollo del talento humano, siempre nos confirmó que los resultados económicos van de la mano con el entusiasmo de las personas que trabajan en las empresas y de su actitud proactiva dentro y fuera del trabajo. La gran diferencia entre las empresas no está en las cosas, sino en las personas.
No obstante, durante el proceso de redacción de este libro, descubrimos algo triste: que es más fácil crear ambientes desmotivadores que ambientes motivadores. Por ejemplo, una sola palabra basta, una sola, para desafinar a una persona y echar abajo la estantería de un grupo. Ese hallazgo —las palabras piedra— nos animó a buscar otras respuestas.
De aquí se deriva una primera recomendación para los líderes de todas clases: que vale la pena hacer el esfuerzo paciente de construir un contexto motivacional porque con ello se logran efectos tales como la mejora de la autoestima, la creatividad de los colaboradores, y la expansión del buen trato hacia sus ámbitos familiares, todo lo cual se refleja en una productividad creciente que compensa con creces el dinero y el tiempo invertidos. Es decir, la motivación es un componente indispensable para mejorar la calidad de vida en el trabajo, y por consiguiente, la calidad de vida en las sociedades.
Hace unos años hicimos las primera edición de nuestro libro sobre motivación que se tituló Y ¿de quién es la culpa? en una presentación dirigida al mundo académico, profesores y estudiantes de administración, y a las áreas de gestión humana de las empresas y a profesionales de todo tipo. La presente versión ha respetado las líneas de pensamiento de aquel libro pero pretende llevar el tema de la motivación hacia el medio laboral, de manera más práctica y sin perder coherencia con las investigaciones sobre el tema. Al trasladar la bibliografía al final creemos abrir un espacio más especializado para la lectura, aunque honrando las fuentes que nos aportaron importantes porciones del conocimiento para el producto total.
